Por: Ing. Jorge Tesler (*)
Según expone el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el cambio climático ya está existiendo y su causa principal son las actividades humanas.
La concentración de gases de efecto invernadero (GEI) está directamente relacionada con la temperatura global promedio de la Tierra. Des la época de la Revolución Industrial esa concentración ha venido aumentando constantemente, y con ella la temperatura promedio. El dióxido de carbono (CO2) representa casi dos tercios de los gases de efecto invernadero es resultado de la quema de combustibles fósiles.
El Acuerdo de Paris del 2015 fijo como objetivo mantener el aumento de la temperatura media global por debajo de los 2 °C y continuar con las acciones necesarias para limitarlo a 1,5°C para este siglo.
Es por ello que estamos actualmente ante un nuevo impulso de varios países por reducir al máximo las emisiones de gases de efecto invernadero para lograr un planeta con clima neutro para mediados de siglo, objetivo que se ha reafirmado recientemente en la Cumbre del Clima en Glasgow, en Escocia (COP 26).
El impacto en la logística
Las actividades de transporte de carga y logística contribuyen entre el 8% y el 10% en las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Es crítico por lo tanto hacer un esfuerzo global y conseguir el compromiso de este sector para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París sobre el Clima y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
Las actividades logísticas y de transporte constituyen una gran fuente de emisiones contaminantes sobre la que se puede actuar con el fin de reducir la contaminación que producen, así como incidir en una mayor eficiencia energética lo que podría suponer un ahorro para las empresas contribuyendo a la sostenibilidad de los mercados en una economía globalizada con cadenas de suministro cada día más complejas.
Clientes cada vez más exigentes, nuevas condiciones en las normativas internacionales, necesidad de alineamiento con las cadenas de valor globales y la búsqueda permanente en reducciones de costo, son los argumentos más utilizados por quienes han emprendido acciones de reducción de la huella de carbono.
Las emisiones de carbono se han convertido en la métrica utilizada para comunicar la sostenibilidad entre compradores, proveedores, inversores, clientes, y gobiernos. El seguimiento de las emisiones de GEI a lo largo del tiempo permite a las empresas utilizar tanto las emisiones totales como la intensidad de carbono como indicadores clave de rendimiento (KPI) en la planificación operativa de la cadena de suministro, y en el establecimiento de sus objetivos de reducción de emisiones.
La complejidad del sector requiere un enfoque relativamente simple y práctico que las empresas de todos los tamaños y capacidades institucionales puedan aplicar. Es por eso que el Smart Freight Centre (SFC) ha impulsado la creación del Global Logistics Emmisions Council (GLEC) que se estableció en 2014 como una asociación voluntaria y ha crecido a más de 150 empresas, asociaciones y programas de transporte verde, respaldado por diversos expertos, gobiernos y otras instituciones interesadas, para el desarrollo e implementación de directrices globales para calcular, informar y reducir las emisiones de logística que se utilizan en esa industria. De esta forma el GLEC ofrece un marco general para facilitar la estandarización de las acciones de reducción de la huella de carbono con un contexto metodológico, acreditado por Protocolo de Gases de Efecto Invernadero (GHG Protocol), ISO Standard y en alianza con reconocidos programas internacionales existentes (SmartWay, Clean Cargo, EcoTransit, etc.)
Claves para la acción
Debido a la estructura de las cadenas logísticas, es necesario medir todas sus emisiones relevantes dentro de las operaciones de punta a punta de las mismas. Por eso se clasifican las emisiones en tres categorías siguiendo los principios de medición presentados por el Protocolo de Gases de Efecto Invernadero (GHG Protocol)
Emisiones del Ámbito 1 incluyen las emisiones directas de los activos que son propiedad o están controlados por la empresa informante. Esto incluye la combustión de combustibles sólidos o líquidos comprados para producir energía, calor o vapor para su uso en equipos estacionarios o móviles (por ejemplo, vehículos, buques, aeronaves, locomotoras, generadores) y/o edificios asociados con sitios de logística (por ejemplo, almacenes o depósitos).
Emisiones del Ámbito 2 son emisiones indirectas de la producción y distribución de electricidad, calor y vapor comprados por la empresa informante para su uso en sus propios sitios de logística, vehículos eléctricos u otros activos de su propiedad que requieren electricidad.
Emisiones del Ámbito 3 son emisiones indirectas de la cadena de suministro de la empresa informante. En particular, esto incluye las emisiones del transporte necesarias para trasladar las mercaderías de los proveedores a la empresa informante y de la empresa informante al cliente final. El Ámbito 3 también abarca la producción y distribución de combustibles quemados en el Ámbito 1, las emisiones del transporte incluidas en los bienes y servicios adquiridos, el uso de los productos y el final de su vida útil.
Con el fin de capturar el impacto climático completo del uso de combustible, como se requiere en el Protocolo de Gases de Efecto Invernadero, se deben tener en cuenta las emisiones del ciclo de vida completo del combustible, conocidas como factores de emisión del pozo a la rueda (Well To Wheel). Los factores WTW se componen de dos subcategorías separadas: pozo a tanque (Well To Tank) y tanque a rueda (Tank To Wheel)
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Pozo a tanque (WTT)
Las emisiones WTT consisten en todos los procesos entre la fuente de la energía (el pozo) a través de las fases de extracción, procesamiento, almacenamiento y entrega de energía hasta el punto de uso (el tanque). Los valores de WTT pueden variar según la fuente de energía, la región, el método de producción y el transporte requerido para mover el combustible al mercado.
Tanque a rueda (TTW)
Estas son las emisiones de los combustibles quemados para alimentar las actividades del Ámbito 1 (la rueda). La TTW se considera cero para la electricidad, las pilas de combustible de hidrógeno y los biocombustibles.
Pozo a Rueda (WTW)
Se trata de emisiones del ciclo de vida completo del combustible, y deben ser equivalentes a la suma de las emisiones WTT y TTW.
La cantidad de combustible utilizado puede convertirse en CO2 equivalente utilizando factores de emisión normalizados o estándar para cada tipo de combustible. Los factores de emisión de combustible se expresan como masa de CO2e liberada para el combustible o la electricidad utilizada.
Hay varios pasos que deben llevarse a cabo para obtener un cálculo confiable de las emisiones de logística. La naturaleza de estos pasos y el orden en el que se pueden llevar a cabo puede variar dependiendo del rol de una organización en la cadena de suministro, los datos disponibles, el enfoque de cálculo elegido y los acuerdos sobre la responsabilidad del cálculo con los clientes o proveedores de los servicios logísticos. Desde el punto de vista estrictamente técnico, hay varias acciones que han sido utilizadas con buenos resultados para la reducción de misiones producto del uso de combustibles fósiles: el cambio del tipo de combustible, la reducción de ralentí, la incorporación de elementos aerodinámicos adecuados, el mantenimiento de filtros, la capacitación en conducción eficiente, la puesta en marcha de políticas de compras sustentables, el uso de lubricantes alternativos y de neumáticos de bajo coeficiente de rodadura, la optimización de las cargas en el camión, y varias más dependiendo siempre del punto de partida en cada tipología de flota.
Ante estas posibilidades, recomiendo encuadrar el Plan de Acción para la Reducción de la Huella de Carbono en el marco metodológico de un proceso de “mejora continua” (cualquiera sea su denominación en la empresa). Esto se reduce a:
– Registrar consumos.
– Definir objetivos de mejora y acciones consecuentes.
– Medir resultados de las acciones implementadas.
– Reportar resultados alcanzados.
Los desafíos
Como todo proceso de mejora, la reducción de emisiones también involucra a buena parte de la organización. Y por lo tanto un tema trascendente es conseguir el compromiso e involucramiento de aquellos que participan en proyectos, procedimientos, y tareas que se definan dentro del Plan de Acción promovido por la Dirección. Es recomendable al menos inicialmente, definir un rol de liderazgo del plan y coordinación de todos los involucrados. Esto también ayuda a facilitar la participación de quienes están en funciones operativas y al diálogo permanente entre sectores.
La cultura de la mejora continua implantada de forma estructurada, que realmente sea horizontal en la organización y que alcance a toda la cadena de abastecimientos y distribución, permite mitigar la complejidad de convivencia de múltiples stakeholders en los distintos aspectos para la validación, estandarización, automatización y confiabilidad de los datos. En este sentido, las tecnologías de la información que automaticen la recolección de datos e integren distintos orígenes y plataformas, permitirán obtener mayor eficiencia operativa y transparencia en el reporte final de resultados.
Los ejemplos de acciones con resultados demostrables en la reducción de emisiones se han conocido en aquellas empresas líderes en su sector, con claro compromiso de sus directivos, con metodologías simples, efectivas, y alineadas a lo largo de la organización. Comunidad logística, ¡manos a la obra entonces!
(*) Consultor especializado en procesos e infraestructuras logísticas. Director del Foro Logístico Buenos Aires, del Centro de Logística y Sustentabilidad y miembro del Advisory Council del Smart Freight Centre (Europe).
Nota publicada en RevistA Énfasis edición marzo 2022. Ingresá aqui.