Por: Diego Veiga (*)
En la actividad logística es necesario tener en cuenta el costo como un factor determinante para la eficiencia y la competitividad. En tanto, en Argentina debido a los índices de inflación reinantes medir los costos de la operación es parte de un desafío constante que enfrentan las compañías a diario. Pensar estrategias y ponerlas práctica de manera ágil, resulta ser toda una habilidad.
La inflación tiene un efecto directo en la estructura de los costos y precios relativos en la economía, ya que se trata de una pérdida del poder adquisitivo de la moneda. La inestabilidad que genera la inflación hace que se sufran modificaciones en las relaciones de costos y precios, lo que termina impactando en los resultados empresariales. En este entorno inflacionario, las empresas se ven obligadas a reexpresar sus costos y, en consecuencia, se dan negociaciones intensas con proveedores y ajustes constantes en los precios de los productos y servicios.
Te puede interesar: Costos logísticos: perspectivas poco alentadoras
Este proceso, aunque resulta fundamental, puede deteriorar la calidad del servicio al cliente y generar rispideces en las relaciones con los proveedores. Uno de los principales efectos de la inflación en el segmento logístico es el incremento de los costos de transporte. Según datos proporcionados por la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (FADEEAC), la Cámara Empresaria de Operadores Logísticos (CEDOL), los costos de operación han experimentado un aumento sostenido que compromete la rentabilidad y eficiencia de las empresas del sector. Uno de los principales componentes que se ve afectado por la inflación es el costo del combustible, que ha aumentado en un 55,66% en el último año.
De todas formas, el precio de los combustibles es solo un factor a tener en cuenta. Los insumos y repuestos necesarios para el mantenimiento de los vehículos y la infraestructura logística han registrado incrementos significativos.
Costo de almacenamiento
Los gastos de almacenamiento también se ven afectados fuertemente por los procesos inflacionarios. La suba en los precios de la energía impacta enteramente en las tarifas de electricidad, que son fundamentales para la operación de los almacenes. Aún más si se trata de almacenes con refrigeración para almacenar mercancías con ese requerimiento.
Por otro lado, el incremento en los costos de los insumos de construcción y mantenimiento de infraestructura logística también suma a un mayor gasto operativo. En el último mes, los costos logísticos sin transporte han subido 4,65%, y en los últimos 12 meses, un 262,06%.
Mano de obra
La inflación tiene un efecto significativo en los salarios. Para mantener el poder adquisitivo de los empleados, las empresas deben ajustar los sueldos con regularidad, por lo que por supuesto que suben los costos laborales. En el último mes, los costos de mano de obra aumentaron un 5,13%, y en los últimos 12 meses, un 278,27%.
Este aumento no siempre puede ser trasladado a los precios finales por competitividad, por lo que las empresas enfrentan la necesidad de equilibrar sus costos operativos con la retención de talento calificado.
Este incremento generalizado de precios ha exacerbado los costos operativos de las empresas logísticas, que han visto cómo sus gastos aumentan a un ritmo similar o incluso superior al de la inflación general.
Según la Asociación Argentina de Logística Empresaria (ARLOG), la inflación también ha incrementado los costos indirectos, como la tecnología y la capacitación, indispensables para mantener la competitividad en el sector.
Tecnología y capacitación
La presión inflacionaria no sólo afecta a los costos directos de las empresas, sino que también a una variedad de costos indirectos que son cruciales para la operación eficiente de una empresa de logística. Entre estos se encuentran la tecnología y la capacitación.
En logística, la adopción de nuevas tecnologías es vital para mantener la competitividad en un mercado dinámico, pero los costos asociados con estas tecnologías han aumentado debido a la inflación. Por ejemplo, la implementación y mantenimiento de sistemas avanzados de gestión de almacenes (WMS) y herramientas de automatización son ahora más costosos, afectando el presupuesto general de las empresas.
Por otro lado, la capacitación del personal es esencial para asegurar que los empleados estén al día con las últimas tecnologías y métodos de trabajo. Y por supuesto que esto también se ha encarecido.
Las empresas deben invertir continuamente en el desarrollo profesional de sus empleados para mantener la eficiencia operativa y la calidad del servicio. Sin embargo, el incremento de los costos de capacitación y desarrollo se suma a la carga financiera de las empresas logísticas, reduciendo su margen de maniobra.
Rentabilidad y eficiencia
La rentabilidad de las empresas de logística se ve aún más afectada por la necesidad de realizar ajustes frecuentes en sus estrategias de precios para compensar los aumentos de costos. Esta situación puede llevar a una pérdida de competitividad si las empresas no pueden trasladar estos aumentos de costos a sus clientes sin afectar la demanda de sus servicios. En un mercado altamente competitivo, las empresas de logística deben equilibrar cuidadosamente el ajuste de precios con la retención de clientes, lo que puede ser un desafío significativo en un entorno inflacionario.
La inflación también afecta la capacidad de las empresas para planificar a largo plazo. La volatilidad en los costos hace que sea difícil prever los gastos futuros con precisión, lo que complica la elaboración de presupuestos y la planificación estratégica. Esta incertidumbre puede limitar la capacidad de las empresas para invertir en proyectos de expansión o mejoras de infraestructura, necesarios para mantener el crecimiento y la competitividad en el sector.
Además, la inflación puede generar un efecto en cadena que afecta a toda la cadena de suministro. Por ejemplo, los proveedores pueden aumentar sus precios en respuesta a los costos inflacionarios, lo que a su vez obliga a las empresas de logística a ajustar sus tarifas. Este ciclo puede crear un espiral de aumentos de costos que afecta negativamente a todos los actores de la cadena de suministro, desde los productores hasta los consumidores finales.
Finalmente, la inflación puede llevar a una disminución en la demanda de servicios logísticos si los clientes reducen sus propias operaciones en respuesta a los aumentos de costos. Esto puede resultar en una menor utilización de la capacidad logística y, por lo tanto, en ingresos más bajos para las empresas de logística. En un entorno donde los márgenes de beneficio ya son estrechos, cualquier reducción en la demanda puede tener un impacto significativo en la rentabilidad.
Optimización de rutas
Una de las opciones para mitigar el impacto de la inflación es implementar tecnologías avanzadas de gestión de rutas, ya que puede ayudar a reducir considerablemente el consumo de combustible y optimizar los tiempos de entrega, disminuyendo así los costos operativos.
Te puede interesar: AECA anticipa incremento de más del 4% en los costos del sector postal y de última milla
Inversión en tecnología
También, se pueden adoptar sistemas de gestión de almacenes (WMS) y herramientas de automatización, lo que podría generar una mejora en la eficiencia operativa y una reducción de la dependencia en mano de obra, además de minimizar errores que pueden resultar costosos.
Negociación con proveedores
Establecer acuerdos a largo plazo con proveedores de insumos y servicios puede ayudar a estabilizar los costos y protegerse contra fluctuaciones abruptas de precios.
Captación y retención del personal
Invertir en capacitación y el desarrollo de los empleados puede mejorar la eficiencia y productividad, traduciéndose en una parte fundamental del salario.
A modo de conclusión, la inflación es un desafío complejo para el sector en Argentina e incrementa los costos de operación en múltiples frentes. Sin embargo, con una gestión estratégica y el uso de tecnologías avanzadas, las empresas pueden mitigar estos efectos y mantener su competitividad en el mercado.
(*)Gerente de División Logística Nacional en Argentina de Interborders.
Nota completa publicada en Revista Énfasis edición agosto 2024. Ingresá aqui.