Por: Elias Canievsky (*)
Inicialmente vinculados con la actividad portuaria, en la actualidad Argentina posee en toda su extensión geográfica una importante cantidad de instalaciones habilitadas para operar como depósitos fiscales, en sus diferentes características. Si bien tenemos una concentración natural, o de origen, en las zonas portuarias del área de influencia del Puerto de Buenos Aires – Dock Sud, actualmente prestan servicios depósitos fiscales generales, particulares y de otras tipologías aduaneras, desde Ushuaia a Clorinda, pasando por Córdoba, Mendoza, Salta y Neuquén, entre otros instalados en el interior de nuestro país. La amplitud de nuestra geografía hace que el desarrollo de este tipo de infraestructuras que sirven a la logística de nuestro comercio exterior, brinde servicios diversos según los requerimientos de cada locación.
Cierto es que en los últimos años, ha existido una importante cantidad de desarrollos por parte de privados que decidieron invertir, asunto que permitió resolver carencias de infraestructura que hacían que nuestras operaciones fueran ineficientes y por consecuencia, menos competitivas.
Ahora bien, sabemos que aun la actividad debe mejorar en determinados aspectos, para poder mejorar sus servicios y costos. Como varias actividades, durante la pandemia, se lograron avances que durante años no se podían pensar. El avance en la digitalización de determinadas presentaciones en organismos públicos, la coordinación de cargas y el intercambio de documentación, demostró que la simplificación de los procesos es posible y viable, y todo ello desarrollado en muy poco tiempo, como necesidad interpuesta desde la coyuntura sanitaria y de una importante baja en los volúmenes de operaciones. Ahora, con una relativa estabilidad, o adaptados a este escenario, es que debemos trabajar sobre como continuar con la mejora realmente nuestros servicios, reformulando esquemas laborales de antigua data, sistemas y regulaciones de Aduana, SENASA, y demás organismos públicos que deberían modernizarse.
El nuevo escenario para la actividad, presenta nuevos desafíos a los ya mencionados: primero, integrar datos con las partes intervinientes en forma ágil y en segundo lugar, obtener y proveer información en tiempo y forma, para los distintos involucrados del negocio
Con este marco, desde cada empresa, nos vemos en la necesidad de profundizar en dos miradas concretas, como ser cambios en cultura organizacional, donde se debe generar nuevos procesos internos donde la operativa sea fluida y se encuentre con la menor cantidad de obstáculos. Hallar la eficacia y agilidad en procesar información en tiempo y forma. También lleva a nuevas formas de comunicación, que generalmente es un punto complejo en las compañías. Desde el lado del Clientes, La pandemia aumentó los requerimientos y expectativas de los distintos involucrados de la cadena. Ser correctamente notificados, teniendo un claro mapa de los eventos que se suceden en relación a sus operaciones, son una creciente demanda. Para ello se trabaja, en alcanzar en conjunto a los interesados, “ingresando” en sus oficinas y/u hogares para que se auto gestionen las distintas solicitudes, se puedan contactar a través de vías de comunicación sencillas y dinámicas, habilitando canales ágiles, basados en las nuevas tecnologías disponibles.
Existen iniciativas en ese sentido, desde Aduana, quien es el actor principal en la interacción con los exportadores, importadores, despachantes, transportistas y permisionarios de Depósitos Fiscales, trabajando con diversos procesos re ingeniería de algunas operaciones, estandarizando requerimientos de control. Claro está que coordinar las expectativas y necesidades de todos los actores, es compleja.
Tendríamos que permitirnos debatir adecuar las normativas, para modernizar el control, donde el permisionario de Depósito Fiscal que así lo asuma, certifique y garantice, sea responsable de la operación hasta su salida a plaza, en una destinación de bajo riesgo, por ejemplo. Son propuestas, y debates, que deben ser profundos y responsables, para evitar estar cada tanto en la tapa de los diarios. Debemos focalizar el control, para que sea racional, inteligente y eficiente, solo para los casos que asi califiquen, y sin degradar todo lo que la función de contralor de Aduana representa para el país.
También es necesario un debate ordenador en cuanto a donde necesitamos más y mejor infraestructura, donde deben participar del análisis los gobiernos locales, provinciales y Nación, para orientar e impulsar el desarrollo de centros logísticos integrales, donde podamos potenciar las actividades y permitan una mayor eficiencia. Los puertos, aeropuertos y pasos de frontera, deben ser complementados por áreas de servicios, donde el depósito fiscal sea un integrador de actividades vinculadas al comercio internacional. Estas áreas de servicios, deben estar dentro de su hinterland o zona de influencia, a donde sirvan a las necesidades de las economías regionales. Esta discusión en un futuro inmediato se tornara prioritaria, porque ello permitirá dinamizar las inversiones, darle previsibilidad y seguridad a la actividad, donde genere empleo formal, profesional, con fuentes de trabajo estables aportando al desarrollo de de las empresas nacionales, generando condiciones para que nuestras exportaciones crezcan y nuestra economía se desarrolle.
Se debe trabajar en armonizar los sistemas de información e intercambio de datos, como así también los requisitos documentales de los diferentes organismos públicos que en la actualidad significan registros específicos y burocráticos cuya acción significa dispendio de recursos y tiempo.
En la actualidad, muchos procesos son duplicados o triplicados, por no compartir la información disponible. Sistemas de la AFIP, Compañías aéreas o navieras, deberían interactuar de una forma más natural al que existe hoy en día. Diariamente nos encontramos con cuellos de botella que solo suman costos, generando ineficiencias y trabas a una actividad más que importante para nuestro país.
Actualmente tenemos sobradas herramientas para que todos los procesos estén integrados, para que la información fluya y esté disponible para quien la requiera. Solo es necesario acuerdos, sencillos, que faciliten la vida de todos los actores.
(*) Gerente General en Murchison Defiba UTE.
Nota publicada en RevistA Énfasis Sudamérica edición septiembre 2021. Ingresá aqui.
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